Las conferencias de Punchauca
En la primera fase de las conferencias de Punchauca, se reunieron los delegados de San Martín: Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio de la Roza; y los delegados del virrey: Manuel de Llano y Nájara,José María Galdeano y Mendoza y Manuel Abreu (4 de mayo de 1821). Los delegados patriotas fueron instruidos para que se abstuviesen de llegar a algún acuerdo en tanto que no fuese reconocida la independencia de las Provincias Unidas de Río de la Plata, Chile y Perú. Como ya había ocurrido en las anteriores conferencias de Miraflores, los españoles se mantuvieron inflexibles en cuanto al hecho de no reconocer la independencia, lo que hacía que ambas partes mantuvieran posiciones insalvables. Se decidió solo un armisticio de 20 días y se programó una entrevista personal entre los jefes adversarios, es decir entre La Serna y San Martín.
La entrevista entre La Serna y San Martín se realizó el 2 de junio. Acompañaban al virrey, el general José de la Mar y los brigadieres José de Canterac y Juan Antonio Monet. Por su parte, San Martín estaba acompañado por el general Gregorio de las Heras, Mariano Necochea y Diego Paroissien. Según testigos presenciales, San Martín, no bien reconoció a La Serna, lo abrazó cordialmente, diciéndole: «Venga acá, mi viejo General; están cumplidos mis deseos, porque uno y otro podemos hacer la felicidad de este país».
Según testimonio del comisionado Abreu, el plan que San Martín expuso al virrey consistía esencialmente en lo siguiente: que se instalaría una regencia, de la que La Serna sería Presidente y que estaría, además, integrada por un vocal nombrado por el virrey, y otro nombrado por San Martín. Los dos ejércitos beligerantes deberían unificarse y se declararía la independencia. Luego, San Martín en persona viajaría a Madrid para solicitar de las Cortes que escogieran a un infante de España, un príncipe Borbón, que debía ser proclamado Rey del Perú. En un primer momento, a La Serna no le pareció inaceptable este plan y consideró incluso la voluntad de San Martín de ir a España como un gesto de buena voluntad. Al parecer, esa también fue la primera impresión de sus oficiales, que departieron con los delegados patriotas en medio de brindis y chanzas. El virrey pidió dos días para consultar a todos sus oficiales y, según parece, se impuso entonces el criterio de sus dos generales más importantes, Canterac y Valdés, que vieron en el plan de San Martín solo un pérfido ardid para ganar tiempo. La Serna se abstuvo entonces a dar una respuesta a San Martín, aduciendo que no tenía instrucciones para decidir en asuntos tan trascendentes.
No obstante, las conversaciones continuaron, nuevamente entre delegados. El clima insalubre del valle de Chillón obligó a que la sede de las conferencias se trasladara al pueblo de Miraflores, al sur de Lima. Tampoco allí se logró algún acuerdo importante; solo se prorrogó el armisticio por doce días más. Las reuniones continuaron a bordo de buque neutral Cleopatra, igualmente sin resultado. Solo se logró que el armisticio fuese prorrogaba hasta el 30 de junio y se acordó un canje de prisioneros.
Así se frustró en Punchauca el esfuerzo efectuado por San Martín para evitar una guerra cruenta, ante la negativa de los españoles de reconocer la independencia. No han faltado sin embargo autores que sostienen que San Martín era consciente de que la corte de Madrid nunca ratificaría un acuerdo de tal índole y que su objetivo real era ganar tiempo. De otro lado, su monarquismo que se traslució abiertamente en estas conferencias, fue combatido por los republicanos peruanos, encabezados por el prócer José Faustino Sánchez Carrión
Punchauca fue la última conversación entre los realistas y San Martín. Posteriormente La Serna evacuó Lima y San Martín ingresó a la capital. El 28 de julio de 1821 el libertador proclamó oficialmente la independencia del Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario